LA MASACRE DE MOUNTAIN MEADOWS – RECORDANDO A LOS NIÑOS SOBREVIVIENTES
Aquellos que han seguido al ministerio mio y de Helen desde que comenzamos en enero del 2002, saben que hemos sido muy fieles en reportar la atrocidad de la masacre de Mountain Meadows en el primer “9/11” de los Estados Unidos, el 11 de septiembre de 1857. Este primer acto de terrorismo, realizado por estadounidenses en contra de estadounidenses, se destaca por su completa crueldad, engaño y depravación humana.
Para aquellos que no estan enterados de la Masacre de Mountain Meadows, les recomiendo mucho tomarse un tiempo leyendo en el sitio web de Frank Kirkman http://1857massacre.com/. Frank y Diane Kirkman se han hecho amigos muy cercanos de Helen y yo. El capitán de la desdichada caravana a Mountain Meadows, Alexander Fancher, tenía un hermano llamado John, con quien había establecido un rancho en el Condado de Tulare, California; el destino de esta caravana. John Fancher era el tras tatarabuelo (abuelo cuarto) de Frank Kirkman.
Hace dos años, el 11 de septiembre de 2007 (este artículo fue escrito en septiembre del 2009), Helen y yo tuvimos el privilegio de asistir a la ceremonia conmemorativa del 150 aniversario de la deshonesta masacre ocurrida el 11 de septiembre de 1857. Esto fue justo antes de que fuera publicado mi libro, ‘When Salt Lake City Calls (‘Cuando Llama la Ciudad de Salt Lake,’), en noviembre del 2007, en el cual dediqué el capítulo 9 a este horrendo evento.
Helen y yo tendremos nuevamente el privilegio de unirnos a los descendientes de este trágico evento cuando asistamos al 150 aniversario de la memoria del retorno de los niños sobrevivientes de esta matanza. La conmemoración del 150 aniversario comenzará el 18 de septiembre en el Yell Lodge, Carrollton, Arkansas, donde los niños sobrevivientes pasaron su primera noche antes de ser reunidos con sus familiares quienes habían visto partir en la caravana en abril de 1857.
LA MASACRE DE MOUNTAIN MEADOWS – UNA RESEÑA
En abril de 1857, una opulenta caravana, que reportaba haber tenido hasta 1.000 cabezas de ganado, partió de Caravan Spring, Arkansas, conocida como la Caravana Fancher-Baker. Siguiendo el Sendero Cherokee, llegaron a Salt Lake City el 3 de agosto y fueron recibidos de una manera nada cálida.
Dos eventos importantes sucedieron en Salt Lake City inmediatamente antes de su llegada: (1) Habían llegado noticias de que un popular apóstol mormón, Parley P. Pratt, había sido asesinado “cuando intentaba huir de un tal Hector McLean, el esposo enojado de una mujer que Pratt había tomado como décima esposa. Pero, para los exacerbados ánimos en Utah, el apóstol fue asesinado por causa de sus creencias religiosas. Al igual que con José e Hyrum Smith, él fue considerado un mártir cuya sangre clamaba por venganza.” (Forgotten Kingdom, page 146.) (Reino Olvidado – Traducido del inglés)
El único crimen de los miembros de la caravana fue haber procedido del estado de Arkansas, pero circularon rumores completamente falsos entre los mormones diciendo que miembros de la caravana habían estado involucrados en el asesinato del apóstol Pratt además de haber sido parte de la turba que mató a José e Hyrum Smith. (2) Utah estaba en situación de rebelión. Cuando los mormones abandonaron Illinois para salir del alcance de las leyes de los Estados Unidos, Utah estaba en territorio mexicano. Con la victoria de Estados Unidos en la guerra con México, Utah llegó a ser territorio estadounidense; los mormones quedaron, nuevamente, bajo la ley de los Estados Unidos. Brigham Young dirigía Utah como un estado teocrático y se negaba a ser gobernado bajo la ley estadounidense. Entonces el Presidente James Buchanan, envió al Coronel Johnson del Segundo Regimiento de Caballería para tomar nuevamente el control sobre Utah. Estas noticias llegaron a Utah tan solo una semana antes de la llegada de la caravana.
El 5 de agosto, la caravana Fancher-Baker se dirigió hacia el sur, continuando su viaje a California. La caravana encontró mucha hostilidad, ya que nadie podía venderles provisiones, y los mormones no les permitían detenerse para pastar a su ganado a traves del camino, donde pudieran evitar que lo hicieran. Llegaron a Mountain Meadows el 5 de septiembre y acamparon, con la intención de que su ganado se alimentara en el abundante pasto de la pradera.
El domingo 6 de septiembre, un día antes del primer ataque, se celebró un concilio para discutir el destino de la caravana. El historiador mormón B. H. Roberts admite que tal concilio se llevó a cabo: “Era costumbre de los líderes locales en Cedar y de los asentamientos menores en sus vecindades, congregarse para una reunión del concilio después de terminar los servicios regulares de los domingos en la iglesia, para considerar asuntos de interés de la comunidad. En tal reunión llevada a cabo el 6 de septiembre, el asunto concerniente a la conducta de, y a lo que debía hacerse con, los emigrantes de Arkansas, fue planteado y debatido. Algunos en el consejo estaban a favor de destruirlos, y otros no.” (Comprehensive History of the Church, vol. 4, page 149.) (Historia Comprensiva de la Iglesia – Traducido del inglés)
En la mañana del domingo 7 de septiembre, bajo la dirección del obispo mormón, John D. Lee, según lo ordenado por el presidente de estaca mormón, Isaac C. Haight, los indios atacaron sorpresivamente a la caravana, matando e hiriendo a varios. Los emigrantes rápidamente respondieron al fuego, matando a muchos indios, y fortificando la caravana para la batalla. Los indios, que no esperaban tal resistencia, rápidamente se desanimaron por esta batalla y el estado de sitio que duró cuatro días, hasta el 11 de septiembre.
Las noticias del fallido intento de los indios por destruir la caravana llegaron a las autoridades mormonas del condado de Iron. Se reunieron, decidieron, y enviaron una milicia a las praderas para tratar con los emigrantes. La decisión tomada por John M. Higbee, primer consejero del presidente de estaca Haight y mayor de la milicia del condado de Iron, fue hacer que John D. Lee, el obispo mormón, atraiga a los emigrantes con una bandera de tregua blanca para rendirse y deponer las armas, para que tuvieran un paso seguro hacia la ciudad de Cedar. Una vez que los migrantes fueran atraídos al prado, lejos de las carretas y de sus armas, serían masacrados sin dejar a “nadie que viviera para contarlo.”
En la mañana del 11 de septiembre de 1857, John D. Lee y William Bateman se acercaron a la caravana con una bandera blanca de tregua y propusieron el diabólico ofrecimiento. Los migrantes accedieron, creyendo que los integrantes de la milicia, esperando órdenes en el prado, eran sus libertadores. Las mujeres y niños de ocho años para arriba fueron llevados primero en una sola fila, seguidos por los hombres. Cada hombre tenía a un miembro de la milicia a su lado. Los heridos y los niños de siete años para abajo, fueron puestos en dos carretas aparte. Bajo la orden del mayor Higbee, “Cumplan con su deber,” la milicia mormona se volvió y aniquiló a los hombres, luego los indios que estaban esperando en una emboscada, junto a mormones disfrazados de indios, asesinaron brutalmente a las mujeres y a los niños. Los miembros de la milicia que se encontraba en las carretas se volvieron y mataron a los heridos de muy cerca. En sólo cuestión de minutos, el horrendo acto fue llevado a cabo. Los diecisiete niños menores de ocho años que se salvaron fueron distribuidos en varios hogares mormones.
Estos diecisiete niños se salvaron debido a una peculiar doctrina mormona conocida como “Sangre Inocente.” Cualquier niño menor de ocho años de edad es “Inocente.” En la doctrina mormona, el asesinato de “Sangre Inocente” no permite el perdón, ni en este mundo, ni en el venidero. Por eso se salvaron estos diecisiete niños; ¡esta es la ÚNICA razón por la que estos niños se salvaron!
Cuando finalmente se filtró la noticia acerca de los niños sobrevivientes, los mormones afirmaron que los indios los habían tomado y retenido. Esto era descaradamente falso. Los mismos niños, cuando fueron rescatados, reportaron por separado que nunca estuvieron custodiados por los indios.
OH, ¡SE REFIERE A ESOS NIÑOS!
Por todo el oeste circularon rumores acerca de la masacre de la caravana en Utah por parte de los mormones. Cuando la caravana Fancher-Baker demoraba demasiado en llegar a su destino en Tulare County, California, los miembros de la familia que los estaban esperando contactaron al gobierno de los Estados Unidos, el cual envió al ejército estadounidense de California y a agentes del gobierno hacia Utah para investigar.
El capitán James Lynch, un experimentado pionero, dejó Camp Floyd (en Fairfield, Utah) en la primavera de 1859 con treinta y nueve hombres que se dirigían a Arizona. Él encontró al agente gubernamental de los indios del territorio, Dr. Jacob Forney, abandonado en la ciudad de Beaver. Este último se había propuesto localizar a los niños sobrevivientes de la masacre en marzo de 1859, para lo cual contrató a Ira Hatch, uno de los perpetradores de la masacre, y a sus guías mormones, para que lo ayuden en localizar a los niños. En el magnífico libro de Will Bagley, “Sangre de los Profetas” leemos: “Lynch encontró a Forney en la ciudad de Beaver, abandonado por Hatch y sus líderes mormones. El agente se encontraba ‘sin un hombre, … cuidando sus mulas y carretas.’ Los guías de Forney le habían advertido que, si iba al sur, la gente ‘haría un eunuco de él.’ Lynch, con gusto, puso a su grupo bajo las órdenes del agente, aunque le producía suspicacia el hecho de que Forney hubiera contratado a ‘los propios cómplices de los monstruos que habían asesinado sin motivo a estos inocentes colonos, para descubrir a las partes culpables.’ En Parowan, la gente mostró una gran hostilidad y no se comunicaban con los gentiles. Arriesgando sus propias vidas, Lynch y dos de sus compañeros condujeron a los equipos de Forney hacia Mountain Meadows… Lynch dejó un vívido registro de lo que vio: ‘Esqueletos humanos, huesos descoyuntados, macabros cráneos y cabello de mujeres estaban regados en una espantosa profusión a lo largo de unas dos millas.’ …Después de visitar las praderas, Forney y Lynch encontraron a Jacob Hamblin (el mormón propietario de las tierras donde se encontraba Mountain Meadows) en Santa Clara. Lynch recordó que Hamblin ‘repetía la historia de que los niños habían sido mantenidos cautivos por los indios.’ Enfurecidos por el engaño, los oficiales federales apuntaron sus pistolas y rifles a la cabeza de Hamblin y dijeron, ‘Haz que aparezcan o te mataremos.’ Hamblin, rápidamente, entregó a los huérfanos.” (Blood of the Prophets, pp. 219) (La Sangre de los Profetas – Traducido del inglés)
¿No es sorprendente? Cuando el capitán Lynch amenazó con volarle la cabeza a Hamblin, él, de pronto recordó — fue casi como si hubiera tenido una revelación: “Oh, se refiere a esos niños. No entendía a quién se refería usted.” Si no hubiera sido por las atrevidas agallas del Capitán Lynch, los niños nunca hubieran sido recobrados. Continuando la cita de arriba en La Sangre de los Profetas: “Lynch afirmó que los jóvenes sobrevivientes estaban ‘en la condición más miserable, medio desnutridos, medio desnudos, inmundos, infestados de parásitos y sus ojos enfermos por la cruel negligencia a la que fueron expuestos.’” (Blood of the Prophets, p. 219) (La Sangre de los Profetas – Traducido del inglés)
LOS NIÑOS
El Comisionado Mayor James H. Carleton, Capitán del Primer Regimiento de Dragones de California, llegó a las praderas aproximadamente al mismo tiempo que el Capitán Lynch y el Dr. Forney. Los hombres del Mayor Carleton reunieron los huesos y los enterraron bajo montículos de rocas que ellos erigieron. El Mayor Carleton dirigió un reporte al Congreso de los Estados Unidos con respecto a Mountain Meadows. A continuación, un extracto de su informe referente a los niños:
“El primero es un niño llamado Calvin, de entre 7 y 8 años de edad; no recuerda su apellido; dice que estaba con su madre cuando la mataron, y extrajo las flechas de su espalda hasta que murió; dice que tenía dos hermanos mayores que él, llamados Henry y James, y tres hermanas, Nancy, Mary y Martha.
La segunda es una niña que no recuerda su nombre. Los otros niños dicen que ella se llama Demurr.
El tercero es un niño llamado Ambrose Mariam Tagit: dice que tenía dos hermanos mayores que él y uno menor. Su padre, su madre, y sus dos hermanos mayores fueron asesinados, su hermano menor fue llevado a la ciudad de Cedar; dice que vivía en el Condado de Johnson, pero que no sabe en cuál Estado; dice que les tomó una semana viajar desde donde vivía con su abuelo y abuela quienes aún viven en los Estados Unidos.
La cuarta es una niña obtenida de John Morris, un mormón, en la ciudad de Cedar. No recuerda nada de sí misma.
Quinto. Un niño obtenido de E. H. Grove, dice que la niña obtenida de Morris se llama Mary y que es su hermana.
La sexta es una niña que dice llamarse Prudence Angelina. Tenía dos hermanos, Jessie y John, a quienes mataron. El nombre de su padre era William, y tenía un tío llamado Jessie.
La séptima es una niña. Dice que su nombre es Francis Harris Horne, no recuerda nada de su familia.
El octavo es un niñito, demasiado joven para recordar nada de sí mismo.
El noveno es un niño que dice llamarse William W. Huff.
El décimo es un niño que dice llamarse Charles Fancher.
La décimo primera es una niña que dice llamarse Sophronia Huff.
La décimo segunda es una niña que dice llamarse Betsy. Las décimo tercera, décimo cuarta y décimo quinta son tres hermanas llamadas Rebecca, Louisa y Sara Dunlap. Estas tres hermanas fueron obtenidas de Jacob Hamblin.
No tengo noticias del décimo sexto.
El décimo séptimo es un niño que tenía seis semanas de nacido al momento de la masacre. La esposa de Hamblin lo trajo a mi campamento el día 19. Al siguiente día lo llevaron a Salt Lake City para dárselo al Dr. Forney. Es un pequeño hermoso, que difícilmente podría imaginar que había dormido sobre la tierra donde sus padres habían sido asesinados.
Estos niños, se dijo, no pudieron ser inducidos a mostrar ningún progreso mientras permanecieron con los mormones, por temor, sin duda, habiendo sido intimidados por medio de amenazas. Se dijo también que el Dr. Forney se enrumbó hacia el sur por ellos con la impresión de que los encontraría en manos de los indios.
Los mormones decían que los niños estaban en manos de los indios y que los compraron de ellos por rifles, mantas, etc., pero los niños dijeron que nunca vivieron con los indios. Los mormones exigieron al Dr. Forney diferentes sumas de dinero, desde $200 hasta $400 dólares, por haber atendido a los niños cuando estaban enfermos, por alimentarlos y vestirlos, y por nutrir a los infantes desde el tiempo en que supuestamente los compraron de los indios.
Estos asesinos de sus padres y despojadores de sus pertenencias, estos mormones implacables, demonios encarnados, se atrevieron incluso a presentarse reclamando un pago por haber cuidado de estos pequeños apenas vivos; estos huérfanos indefensos a quienes ellos mismos ya habían privado de sus protectores y sustento natural. ¿Se habrá dado alguna vez algún acto que supere este hecho infernal de tan gran desenfreno diabólico? Nunca, salvo uno; y en aquel entonces, el precio fue de ‘30 piezas de plata.’” (Mountain Meadows Massacre, Special Report 57th Congress 1st Session, House of Representatives, Document No. 605.) (Masacre de Mountain Meadows, Reporte Especial Número 57 del Congreso, 1ra Sesión, Casa de los Representantes, Documento No. 605. – Traducido del inglés)
Lo que sucedió en Mountain Meadows no pasará al olvido. ¿Por qué? Muy simple: La iglesia mormona está ocultando la verdad para proteger a Brigham Young. Yo creo que la evidencia muestra que él ordenó esta brutal masacre.
¡Dios los bendiga a todos! – Rocky
Artículo escrito por Rocky y Helen Hulse, Edición No. 34, Setiembre 2009, “The Midwest Expositor” (El Expositor del Medio Oeste) publicación del Mormon Missions Midwest Outreach (Alcance del Medio Oeste para Misiones Mormonas – Traducido del inglés) – Reimpreso y publicado en nuestro sitio web con permiso.
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