El testimonio de Bev

bev.:TESTIMONIO DE BEV

Yo nací y crecí siendo mormona en el estado de Idaho. Mi herencia familiar se remonta al Profeta José Smith. Luché durante 40 años por encontrar respuestas a mis preguntas espirituales…Nadie pudo responder a mis preguntas de una manera que pareciera correcta y la Iglesia Mormona me dijo que yo no tenía suficiente “fe” ¡Mi viaje espiritual es increíble! Nadie, excepto Jesús, puede tomarte de la mano y enseñarte el camino. ¡Es una Relación —no una Religión, no una Iglesia— sino una Relación con el Señor que es el camino a la vida eterna con Dios!

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 Mi herencia mormona se remonta directamente a José Smith.  Mi genealogía se cruza con su genealogía.  Mis inicios se dieron en un pequeño pueblo en Idaho. Iba a la iglesia en un edificio antiguo hecho de piedras que estaba en frente de mi casa. Los domingos eran divertidos cuando escuchaba las historias acerca de Jesús y me ponían una estrellita dorada en la frente. Teníamos una familia numerosa y muchísimos amigos, todos mormones. Tengo gratos recuerdos de nuestras amistades y las reuniones sociales.

Cuando tenía unos seis años de edad me encontraba con mi abuela Lucy en el sótano de aquella antigua iglesia mormona en Rigby, Idaho. Mi abuela estaba hablando con otra mujer acerca de Jesucristo. Yo quería saber más, así que continué molestándola con preguntas. Ella se tomó el tiempo para hablarme acerca de que Jesús murió en la cruz por todos nuestros pecados y que si le oramos y le agradecemos por su regalo, Él siempre será nuestro amigo, estará siempre con nosotros y que podremos vivir en el Cielo.

Me fui sola a otra habitación y oré a Jesús por su regalo de salvación y desde entonces, Jesús ha sido mi fiel compañero.

De niña, en la iglesia mormona, lo único que yo quería era escuchar historias acerca de Jesús. Conforme crecía, sentí un conflicto entre el Jesús que yo conocía y las enseñanzas mormonas con las que yo crecí. Sin embargo, yo no conocía otra cosa más que el mormonismo, y no sabía a donde acudir.

La Iglesia mormona enseñaba que si no eras un mormón, entonces no vivirías en el cielo con Dios. Yo dije “¡No!” a esta enseñanza. “Una iglesia y todas sus reglas y reglamentos no te pueden llevar al cielo. Jesús ya hizo eso en la cruz del Calvario”. Llegué a la conclusión de que todas las entrevistas que me hicieron para verificar mis méritos no eran de Dios, eran del hombre. Dios es mi entrevistador diario. Todo en la Iglesia mormona implicaba al hombre interviniendo entre Dios y yo.

Desde que comencé la preparatoria y durante mis dos años en Ricks College (universidad de Ricks), comencé a formular algunas preguntas serias acerca del mormonismo. Nadie me las pudo responder de una manera que pareciera correcta, y la Iglesia mormona me dijo que yo no tenía suficiente “fe.” Las siguientes son sólo algunas de las preguntas que yo tenía:

  1. Si este es nuestro tiempo de prueba en la tierra y Jesús es nuestro hermano, y estamos trabajando para poder ser “Dioses,” ¿cómo pudo Jesús haber sido Dios cuando vino a la tierra? ¿No hubiera estado Él también en su tiempo de prueba en la tierra al igual que nosotros?
  2. Yo quería visitar los lugares descritos en el Libro de Mormón, pero se me dijo que nadie conoce dónde quedan estos lugares, y que no existen restos que nos muestren dónde realmente vivieron aquellas personas.  Teniendo una amplia evidencia de los lugares que se mencionan en la Biblia, no tiene sentido que ninguno de los sitios mencionados en el Libro de Mormón pueda ser encontrado hoy en día. ¿Cómo pudo vivir tanta gente sin dejar un rastro?
  3. La Biblia dice que Dios no permitirá que su Iglesia sea retirada de la tierra. (Véase Mateo 16:18; Hebreos 12:28) Entonces, ¿por qué la Iglesia mormona necesita traer de vuelta la Iglesia de Dios?
  4. En Mateo 24:35, Dios promete preservar su palabra. Nunca dejaría que esta se corrompa. A mí me dijeron que la Biblia fue “traducida” incorrectamente por los hombres. Esto era imposible para mi imaginar, pues creo firmemente que Dios es más poderoso que cualquier hombre y Él se aseguraría de que sus Palabras fueran las que Él quería que yo conociera.
  5. Me preguntaba por qué parecía que la Iglesia mormona se enfocaba sólo en la gente buena. ¿Por qué no salir y enseñar a todas las personas, aún si fueran malas, como en las prisiones por ejemplo? La gente mala también necesita oír de Jesús.
  6. La Biblia me dice que “tengo” vida eterna con Dios (1 Juan 5:11-13). La doctrina mormona dice que tengo una lista de cosas que tengo que hacer para poder vivir con Dios. Entonces, ¿por qué, según la doctrina mormona, necesito a Jesús si tengo que hacer muchas cosas para llegar al cielo? ¿Su sangre no fue suficiente para hacerme aceptable delante de Dios?
  7. Después de ir al templo le dije a mi esposo, a mi madre y a mi padre que yo no quería ser un “dios.” Me respondieron que “a su tiempo” yo entendería y aceptaría esta enseñanza. Cuando declaré con firmeza que yo no viviría con mi esposo en el Cielo si tenía que compartirlo con muchas otras esposas, me dijeron que yo podía elegir si quisiera seguir ese mandamiento. Pero esto únicamente hizo que tuviera más preguntas. Si podía elegir con respecto a este mandamiento, ¿cuántos mandamientos más podría yo optar por obedecerlos o no?

Algunas veces, cuando obtenía respuestas a mis preguntas, descubría que estas no eran confiables. Por mucho tiempo fui calificada como una “buscapleitos,” “rebelde” y “sin fe”.

La mayor parte de mi vida me he sentido fuera de lugar en esta tierra. Sé que me siento así porque la tierra no es mi hogar. Dios tiene un plan. Él creó la tierra como un hogar temporal. Además, casi toda mi vida viví en un sistema de creencias que no correspondía con el Jesús de la Biblia. Fui atormentada por 40 años.

Entonces, un domingo por la mañana en 1986, un poder más fuerte que yo me ayudó. Cuando mi familia se estaba alistando para asistir a la Iglesia mormona, les anuncié que yo no iría a la Iglesia. Sentí una fuerza que no había experimentado jamás. Me preguntaron si estaba enferma o si alguien me había ofendido.  Mi respuesta fue no a todas sus preguntas. Anuncié con poder y afirmación: “No voy a ir a la Iglesia el día de hoy, y probablemente no vaya a la Iglesia nunca más.” Mi familia estaba conmocionada mientras se iba hacia la iglesia. Mis dos hijos mayores se estaban preparando para sus Misiones.

Durante 3 horas y media, mientras que mi familia estaba en la Iglesia, oré pidiéndole a Dios que me mostrara dónde quería Él que yo fuera ahora. Yo no sabía hacía dónde estaba yendo, pero confié en que Dios me llevaría.

Me aparté y me sumergí en una búsqueda para encontrar al Jesús que conocí en mi niñez.

Jesús me llevó al desierto, donde estuvimos sólo Él y yo. Él seguramente sabía que iba a tomar mucho tiempo para quitar todos esos años de enseñanzas malas que recibí en la Iglesia mormona. No asistí a ninguna iglesia.  No quería que otra religión dominara mi vida y mis pensamientos.

Después de muchas horas en oración y de pasar tiempo con Jesús, asistí a Rocky Mountain Calvary Chapel (Capilla Calvario de Rocky Mountain) en el año 2003. La música estaba fuerte y yo me encontraba de pie cantando. Escuché que alguien decir mi nombre como si fuera el único sonido en el lugar. Miré alrededor para buscar de dónde provenía la voz. No vi a nadie. Todavía no estaba segura con respecto a dónde me quería Dios y sólo había asistido a Calvary Chapel unas cuantas veces. Luego, en octubre del 2004, me puse muy enferma.  Tenía mucho dolor. Con los medicamentos, dormía entre 15 a 20 horas cada día. Pensé que tal vez estaba viviendo mis últimos días en la tierra. Estaba humillada y lista para encontrarme con mi Señor. En enero del 2005, el Señor se movió dentro de mi corazón y alma, y desde entonces ha estado activo en mi vida.  Posteriormente, el 30 de marzo del 2005, tuve una asombrosa experiencia de avivamiento.

Comencé a leer ávidamente. Primeramente, me sentí guiada a los últimos tiempos y al Apocalipsis. Empecé a leer la Biblia todos los días. Siempre creí que no necesitaba bautizarme nuevamente después de que fui bautizada a los 8 años de edad. Entonces, estaba en Rocky Mountain Calvary Chapel el domingo 5 de junio del 2005. El anuncio fue que el día 11 de junio se llevaría a cabo un bautizo en el parque “Fox Run.” Me vino el pensamiento de que el 11 de Junio era mi cumpleaños y quería ser bautizada de nuevo, pero esta vez como una verdadera cristiana y no como mormona. Caminé hacia el agua con Jesús, no sólo a mi lado, ¡sino dentro de mí! El agua se precipitó sobre mí. ¡Fue increíble! Sentí que el agua me lavó y me limpió de todo el dolor que sentí por buscar al Jesús que mi abuela me había mostrado.

En la tierra, tenemos la oportunidad de conocer a Jesús. Jesús vino a la tierra y nos dio un regalo, ¡un regalo maravilloso! Él nos dio el camino a nuestro hogar eterno. Cuando Jesús murió en una cruz, tomó consigo todos nuestros pecados, tristezas e iniquidades terrenales. Él hizo esto por mí, ¡y lo hizo también por ti! Cuánto dolor y tristeza debió haber sentido a causa de nuestro pecado. Por un tiempo breve, nuestros pecados lo separaron de su Padre Celestial. ¿Cuán horrible pudo haber sido esto? Probablemente no podemos comprender tal situación. Necesitamos descargar nuestro pecado en Jesús y agradecerle por el regalo gratuito de gracia que nos dio en la cruz, y permitirle que nos lleve al cielo. No se trata de mí. Dios dice que mis buenas obras son como trapos de inmundicia (Isaías 64:6). Se trata de Jesús y del regalo de su justicia cubriendo mi pecado.

¡Mi viaje desde los seis años de edad hasta los cincuenta y nueve es increíble! Nadie, excepto Jesús, puede tomarte de la mano y enseñarte el camino. ¡Es una Relación —no una Religión, no una Iglesia— sino una Relación con el Señor que es el camino a la vida eterna con Dios!

Lee todo el libro de 1ra de Juan varias veces. Si no crees que eres salvo en el momento que pones tu confianza en Jesús, entonces léelo otra vez. Yo creo que su regalo de salvación no es un “si es que…” o “quizá” o “cuando hagas…” Mi salvación y vida eterna con Dios no está basada en mí. Si yo tuviera que hacer algo por ella, entonces no sería un regalo. Nunca podría ser lo suficientemente buena para merecer tal regalo precioso y eterno. Si alguien cree que puede llegar al cielo por medio de sus propias habilidades, entonces está pasando por alto la cruz y se está levantando a sí mismo por encima de nuestro precioso y santo Señor Jesucristo.

Cuando nos rendimos completamente a Dios, nos despojamos de nosotros mismos y Dios nos llena de Él. Si existe un lugar dentro de nosotros para la desesperación, las dudas y la santurronería, entonces esa sería la parte que no le hemos rendido.

¡Confía en Dios! Hazte algunas preguntas. “¿Conoces a Jesús como tu Salvador?” “¿Es Él el camino a la vida con Dios por toda la eternidad?” o “¿Crees que necesitas hacer algo en la Iglesia mormona o en el Templo para llegar al lugar donde está Dios en el Cielo?” Sólo hay una respuesta: ¡¡¡JESÚS!!! Un camino lleva al cielo por medio de Jesús. El otro camino lleva al infierno, y es por tus propias obras (Gálatas 5:4; Mateo 7:13-14). ¡Sí! Existe un infierno, y es permanente (Mateo 25:46).

Quisiera poner mi historia mormona a un lado y no pensar en ella nunca más. Hay dos razones por las cuales no creo poder hacer esto: Por cuarenta años, mi cabeza fue abarrotada con las enseñanzas mormonas. Sentía que mi libertad para buscar la verdad y pensar por mí misma se había terminado. La segunda razón es que Dios me está llamando a la obra misionera. Este llamado de Dios es la razón por la cual escribí este testimonio.

¡No se trata de mí! ¡Pasaré la eternidad alabando y adorando a Dios! Todos los días, por toda la eternidad, Él me enseñará acerca de los aspectos ilimitados y maravillosos de sí mismo. Dedico mi vida al Padre y al Señor Jesucristo.

UPDATE AUGUST 2009:

It has been a few years since I wrote this testimony (above) and I have a few more thoughts to share with you.  I am still attending Rocky Mountain Calvary.  A church cannot save you.  “Jesus said to him, ‘I am the way the truth and the life.  No one comes to the Father except through Me’.”  (John 14: 6)   Jesus is eternal.  “In the beginning was the Word and the Word was with God and Word was God.  (John 1:1)  He is the Creator of heaven and earth and everything in them.  He is not created.

Salvation is a free gift.  “for all have sinned and fall short of the glory of God, being justified freely by His grace through the redemption that is in Christ Jesus.” (Romans 3:23-24)  Jesus Christ did it all.  It is finished.   Read the entire book of Romans.  You will clearly see salvation is by faith and not by works.  The law is the Old Covenant.  It was a covenant of works.  It failed to bring righteousness.  Just as works does not bring righteousness today.

Romans 5:17 KJV:
“For if by one man’s offence death reigned by one; much more they which receive abundance of grace and of the gift of righteousness shall reign in life by one, Jesus Christ. “

1 Corinthians 1:30 KJV:
“But of him are ye in Christ Jesus, who of God is made unto us wisdom, and righteousness, and sanctification, and redemption”

The New Covenant is a gift of love.  It is all about the Cross.  Jesus had to die to fulfill the covenant.   Read Hebrews 9 and 10.   He is reaching down to us with this free gift of eternal life.   All we must do is recognize that we fall short of God’s glory and acknowledge that we need the Lord Jesus Christ to be our Savior.    We then walk in a personal relationship with God.   I live to give God glory.  I am not seeking any glory for myself.

My husband has also asked Jesus to be his Savior.  We renewed our wedding vows in November.   Our marriage covenant is a covenant of three, looking forward to our Bridegroom, our Lord Jesus Christ and the wedding feast in heaven.

Everything we do on earth is to give God glory.  We are not working for our own glory.  God is enthroned in the center of our lives and we act in obedience to Him by the gift of the Holy Spirit.

My prayer is for you to be willing to give up allegiance to a church and give your full worship and allegiance to God.  He simply wants you to love Him with all your heart, mind, soul, and spirit.

Blessings,
Bev

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