.:EL TESTIMONIO DE PHILLIP Y CHERYL
Criado en el mormonismo y nacido con una mente inquisitiva, tenía muchas preguntas acerca de las inconsistencias que vi entre la doctrina y la práctica mormona. Cuando cuestioné al liderazgo mormón por estos problemas, fui excomulgado por mi “falta de fe” y desheredado por mi propia familia mormona. Cuando mi nueva esposa, Cheryl, fue bautizada en el mormonismo, fui reincorporado en la iglesia. Inmediatamente mi familia mormona me dio la bienvenida, pero esto duró poco cuando las dudas y las interrogantes no respondidas comenzaron a resurgir en mi mente. Después de cinco años de investigación, sabía que el mormonismo era falso, pero ¿cómo convencería a Cheryl?
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Nací de padres convertidos a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Fui criado como mormón en un entorno no-mormón en la zona rural de Kansas. Esto representaba muchos desafíos, incluyendo la exclusión de la mayoría de las actividades en las que no participan los mormones. Fui entrenado profundamente en el “mantra” (repeticiones religiosas) de defender a la iglesia, sus doctrinas y a sus líderes, desde mucho antes que fuera bautizado a la edad de ocho años. Nunca me fue dada la oportunidad de comparar mis creencias con otras, o investigar otros puntos de vista. Me enseñaron a “saber” que estas cosas eran “ciertas,” porque este era el proceso de adoctrinamiento prescrito, al que los expertos en neurología y psicología se refieren como “lavado de cerebro” o “control mental.”
Fui bendecido con una mente inquisitiva y había leído todos los Libros Oficiales de la iglesia (Los cuatro libros mormones considerados como Escrituras) para el tiempo en que tenía doce años de edad. Para cuando tenía trece, comenzaron a aparecer grietas con respecto a la veracidad de lo que estaba leyendo y escuchando. Escribí una carta al Profeta de la iglesia pidiendo una clarificación con respecto a la posición racial de la iglesia en cuanto a los negros y el sacerdocio. La respuesta que recibí por parte de un asistente del Profeta, encendió una inquisición de por vida con respecto a la historia y doctrinas de la iglesia. Esto resultó en mi posición actual como un apóstata del mormonismo y fuerte defensor del cristianismo versus el mormonismo. La respuesta que recibí de la iglesia SUD resume el control que el liderazgo de la iglesia tiene sobre sus miembros. Se lee así:
“Tales son los misterios del Cielo. No debe cuestionar al Profeta de la Iglesia en tales asuntos ya que él es infalible. Usted pertenece a ‘la única iglesia verdadera sobre la faz de la tierra’ y debería estar suficientemente agradecido por esto. Tales dudas son el resultado de una falta de fe de parte suya. Ore por fortaleza y conocimiento adicional en tales asuntos para que pueda saber todas las cosas con seguridad de la verdad, como ha sido instruido.”
Esto se traduce como: ¡NO CUESTIONES!
Crecí en el mormonismo bajo el control de mis padres quienes eran miembros incondicionales de la iglesia. Sin embargo, me negué a ir en una misión porque mis preguntas nunca pudieron ser respondidas satisfactoriamente. Me mudé a Utah, me casé en el templo de Salt Lake City, estaba activo en mi Distrito y Estaca local, y tuve varias posiciones claves. Mi obispo me aconsejaba con frecuencia que orara con más fuerza y estudiara más para que no tuviera preguntas, especialmente aquellas que él no podía responder.
Siendo un joven recién casado, mi empleador me transfirió a Las Vegas. Comencé a investigar la historia local y a sus fundadores. Me enteré que los mormones descubrieron el lugar y que en la actualidad son propietarios de todos o algunos de los prostíbulos, casinos y otros establecimientos con máquinas de juegos. Mormones en prominencia tienen posiciones en el gobierno local y estatal, al igual que posiciones en la comisión de juegos. Aún cuando se me prohibía tomar bebidas que contuvieran cafeína, la iglesia era propietaria de todas las distribuidoras de Coca Cola en Nevada y Utah. Mientras trabajaba, vi a mi antiguo obispo de Salt Lake City y a otros mormones prominentes de Utah, envolverse en juegos, bebidas y otras actividades ilícitas mientras visitaban Las Vegas. Estaban realizando las mismas actividades contra las cuales acostumbraban predicar cuando vivía en Salt Lake City.
Fui ante mi Nuevo Obispo de las Vegas con mis preocupaciones. Realmente deseaba ser un buen miembro de la iglesia, pero tenía conflictos con sus doctrinas y aplicaciones irreconciliables. Al poco tiempo, recibí una citación de parte del alguacil del condado de Clark convocándome a una corte de la iglesia para evaluar las credenciales de mi membresía en la iglesia. Estaba siendo acusado de blasfemia. Había olvidado la lección número uno – ¡NO CUESTIONAR! Fui excomulgado en esa reunión a la que opté por no asistir, por recomendación de mi asesor. Como práctica usual de la iglesia, ellos notificaron a mi familia en Utah que yo había sido excomulgado. Entonces, mi familia sostuvo una reunión en la que decidieron desheredarme como miembro de la familia.
Años más tarde, después de perder a mi familia, a mi esposa y mi empleo por causa de la excomunión, volví a mis raíces en Kansas y conocí a Cheryl quien ahora es mi esposa. Cheryl era luterana. Lo único que ella conocía de la iglesia mormona era el Coro del Tabernáculo mormón, al cual disfrutaba ver en la televisión los domingos por la mañana. Quería conocer mi historia, así que le hablé acerca de mi vida en Utah y en el mormonismo. Habiendo vivido toda su vida a unas cuantas millas de su lugar de nacimiento, ella deseaba visitar Utah y ayudar a suavizar las tensiones con la familia que me había dejado de lado.
En lugar de desalentarse, estaba intrigada. Pensaba que la gente era amable y considerada, que tenía altos valores morales, y un aura que no podía entender. Las ciudades eran limpias y la gente bebía y fumaba menos que en el entorno del que ella venía. De modo que quiso que nos mudáramos a Utah.
Cuando alguien se muda a Utah, especialmente a Orem, UT (Family City, Estados Unidos), le preguntan de inmediato si es miembro de la iglesia. No necesitan adivinar a qué iglesia se refieren. Si no es miembro, se le anima a permitir la visita de misioneros mormones. Estar casado con una mujer maravillosa en esa etapa de mi vida era importante para mí, yo estaba determinado a no permitir que la religión arruinara las cosas nuevamente. De modo que consentí.
A Cheryl le agradaba la idea de las familias eternas y oía cosas tales como no tener que preocuparse nunca más por un divorcio. Ella ya había pasado por uno. Nos prometieron que viviríamos más, por nuestra adherencia a la Palabra de Sabiduría, etc.
En un año, fuimos bautizados en la iglesia mormona. Para mí, era la segunda vez. Tuvimos que esperar un año, porque la iglesia necesitaba tener tiempo para investigar las razones de mi excomunión. Durante el tiempo provisional, fue dolorosamente necesario denigrarme ante los líderes de la iglesia, de la Estaca local, del Distrito y de la ciudad de Salt Lake. Las bendiciones eternas que perdimos por la excomunión necesitaban ser restauradas, por lo que eran necesarias varias entrevistas personales y vergonzosas que reflejaran mi completo compromiso hacia la iglesia para poder ser reincorporado. Una vez que esto sucedió, fue necesario esperar un año más, antes de poder ser sellados en el templo ‘por el tiempo y por la eternidad.’
¡Voila! ¡Mi familia me amaba nuevamente! Mi hermano y mis hermanas me trataban como si nunca hubiera sido rechazado y todas las relaciones fueron renovadas automáticamente. Debo admitirlo, tener nuevamente a mi familia, se sentía muy bien. Estuve completamente activo en la iglesia, y en un tiempo, Cheryl y yo juntos teníamos nueve posiciones de responsabilidad en nuestro Distrito y Estaca.
Durante mi permanencia como maestro de Escuela Dominical para niños de diez años de edad, asistí a un Tiempo para Compartir con mi clase. Durante el procedimiento, se les pidió a los niños que se pusieran de pie y saludaran con sus Escrituras, gritando “Poder de las Escrituras.” Todas mis interrogantes con respecto a la iglesia volvieron como un destello. Me dio de inmediato un dolor de cabeza y me disculpé para irme a casa. Cuando llegó Cheryl, ella quería saber por qué me había ido con tanta prisa sin quedarme para la reunión del Sacramento. Le dije que la última vez que vi algo parecido al saludo de la Escritura, fue en las películas en blanco y negro del Movimiento de las Juventudes de Hitler.
Continué yendo a la iglesia con ella y los niños, pero llevaba conmigo una libreta de apuntes amarilla y dibujaba una línea en medio de la página, escribiendo “Cristo” en la parte superior de una mitad, y “José Smith” en la parte superior de la otra. Llevaría la cuenta de acuerdo a lo que escuchara en las reuniones. Jesús siempre perdía por alrededor de 20 a 1.
Cheryl y yo discutimos por la iglesia. Le compré un pequeño negocio de correos y fotocopias para tenerla fuera de casa, y yo me iba a trabajar. Como investigador privado de profesión, sabía cómo investigar. Por los siguientes cinco años, cada momento disponible, lo utilizaba investigando a la iglesia, su historia, sus líderes, y sus doctrinas. El Internet era una herramienta fantástica de información que nunca antes había estado disponible. Reuní suficiente valor y conocimiento en cinco años para confrontar a Cheryl con mis hallazgos. Una noche antes de dormirnos, me arrodillé a un lado de la cama, la tomé de la mano y le dije
“Cariño, tú sabes que te amo más que a nada en este mundo. Tengo algo que decirte.”
Ella pensó que le iba a confesar un romance y más tarde me dijo que hubiera deseado que lo hiciera. Le hablé de la investigación que había estado realizando y los resultados que encontré. Le dije que la iglesia no era lo que afirmaba ser, y que José Smith era un mentiroso, pedófilo, polígamo, bígamo, asesino y miembro del ocultismo. Ciertamente, no fue un mártir. Luego le expliqué que los líderes de la iglesia en la actualidad disponían de la misma información, pero continuaban explotando a sus miembros por ganancias económicas.
Un año y medio más tarde, después de miles de argumentos y discusiones hasta altas horas de la noche, y mucha oración, Cheryl finalmente entendió por lo que estaba yo atravesando. Para poder aceptar el mormonismo como un fraude, el “dios” al que había orado por sabiduría y fortaleza, por mi familia, por seguridad, por sanidad – ¡ese “dios” debía morir! Tuve que llegar a entender que el “dios” del mormonismo era un “dios” falso. No era una tarea fácil. Sería necesario para mí procesar este trauma, primeramente, negando la existencia de cualquier “dios.” Conozco a muchos que se van de la iglesia después de mucho estudio y oración, que han experimentado los mismos sentimientos. Gradualmente, el sentido común se abrió paso cuando comencé a percatarme de que el “dios” mormón era simplemente un hombre exaltado, no el Supremo e Increado Dios de la Biblia— ¡este “dios” falso del mormonismo tenía que dejar de existir!
Cheryl se dio cuenta de que mis emociones y mi lógica estaban en conflicto con lo que me había sido enseñado toda mi vida y lo que ahora estaba aprendiendo al estudiar de fuentes de información ajenas a la iglesia. ¡Sentía que la iglesia se había mezclado con mi alma y había contaminado mi mente! Yo no era ingenuo. Yo no era un individuo ignorante. No era inculto. ¿Cómo pude permitir que me sucediera esto?
Yo era entrenador de baseball de la secundaria en la localidad. Uno de mis jugadores era hijo de un pastor de una pequeña iglesia evangélica. Cheryl lo llamó para preguntarle cuando eran los servicios. Asistimos el domingo siguiente y nos sentamos en la última fila vestidos como mormones. Era fácil darse cuenta que éramos nuevos, cuando unas doscientas personas estaban delante de nosotros vestidas con pantalones cortos, tops sin mangas, sandalias, y jeans, llevando refrescos y café. ¡Nunca hubiésemos podido asistir a una iglesia mormona vestidos de ese modo!
Luego comenzó la música – batería, guitarras, piano electrónico. ¡Wow! No se parecía en nada a la música de funeral a la que estábamos acostumbrados. Entonces las letras de las canciones fueron proyectadas en la pared. “Dios Es Un Dios Asombroso.” Mis ojos se llenaron de lágrimas. Después de escuchar muchas canciones más, que sólo intensificaban lo que estaba sintiendo, el pastor se puso de pie y cruzó su mirada con la mía diciendo: “…no es la religión lo que cuenta, sino tu relación con Cristo…” Cheryl aún me recuerda codeándola en el costado, diciéndole con la mirada: “Te lo dije.”
Fuimos amorosamente aceptados en aquella pequeña agrupación cristiana. Pronto me pidieron que diera clases de mormonismo vs. cristianismo. Logramos sacar docenas de personas del mormonismo y ayudamos a las familias que han perdido miembros en la iglesia SUD.
Cuando mi hijo menor fue designado a la Academia de la Fuerza Aérea en Colorado Springs, tuvimos la oportunidad de mudarnos de lo que los mormones consideran “El País de Dios” (esto es, Utah). Desde ese tiempo, hemos dedicado nuestras vidas a ayudar a los mormones en transición al cristianismo, y a enseñar a pastores cristianos y congregaciones, grupos pequeños y clases de escuela dominical acerca del tema de lo que sucede “dentro del mormonismo.” Además hemos hablado para Focus on the Family (Enfoque a la Familia) y para otras organizaciones globales de ministerio, y hemos sido bien recibidos donde sea que hemos ido.
Estuve involucrado con la iglesia mormona como un miembro activo, asistente al templo, por 50 años. Cheryl estuvo involucrada por 15 años. Fue más fácil para ella dejar el mormonismo, porque había crecido en una iglesia luterana y sabía quién era Jesús. Ella había ignorado simplemente al “dios” mormón, quien ha sido reemplazado en su mente por el Jesús con el que creció. Había adoptado el mormonismo por razones obvias: altos principios morales, valores familiares, vida limpia, familias eternas, aceptación social, etc. La doctrina de la iglesia era secundaria.
Por otro lado, siempre intenté vivir mi religión aún cuando tenía dudas con respecto a esta. Recuerdo que mis continuas oraciones desde mi juventud eran por sabiduría y la capacidad de discernir el bien del mal. Establecer una relación con Jesucristo ha sido un largo viaje en mi vida y no sucedió en un destello ni con un tronar. Creo que mis esfuerzos por encontrar la verdad finalmente me capacitaron para verla.
Asistí a la iglesia SUD todos los domingos durante toda mi juventud hasta que un domingo, siendo estudiante del último año de secundaria, mi novia me pidió que asistiera con ella a la iglesia presbiteriana. Recuerdo muy distintivamente el servicio de ese día, ya que la vida de Jesús estaba siendo predicada desde el púlpito. Era algo diferente a lo que estaba acostumbrado a oír en la iglesia SUD, y vino sobre mí un sentimiento especial que nunca he olvidado por treinta años. Ese sentimiento regresó y lo reconocí como tal cuando asistí por primera vez a la pequeña iglesia evangélica Libre en Utah. Esa fue para mí la confirmación de que estaba haciendo lo correcto al salirme de la iglesia mormona. Reconocí la mano del Salvador ese día, en lo que me estaba sucediendo.
Ahora estoy completamente comprometido en ayudar a los miembros de la iglesia SUD a responder preguntas que tienen con respecto a su fe y cómo pueden ellos establecer una relación con Jesucristo— esta relación ha sido prohibida por una de las autoridades de la iglesia SUD, Bruce R. McConkie, en un discurso a la audiencia devocional de BYU en 1987. Sin embargo, ¡de eso se trata el cristianismo, de una relación con Jesucristo!
Bruce R. McConkie in an address to the BYU devotional audience in 1987, but this relationship with Jesus Christ is what Christianity is all about!
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