LA VONNE – Mi viaje por el Mormonismo y, Finalmente, ¡la Libertad en Cristo!
Resulta interesante cómo los patrones se repiten y, o te impulsan a una falsa religión, o te mantienen en esa falsa religión si sucediera que uno nació en ella. Las personas son criaturas de hábitos y con frecuencia repiten patrones de manera inconsciente sin analizar las decisiones que toman. Esto va en contra de las enseñanzas de Jesús, quien nos dice a través de Su Palabra, la Biblia, que investiguemos y probemos todas las cosas. Mientras leen acerca de mi viaje, vean los patrones que se repiten hasta que la verdad me hizo libre.
Mi travesía comenzó como una pequeña que fue criada por una madre que la amó pero que no sabía cómo demostrarlo. Ella no tenía a Dios en su vida y por eso no sabía cómo guiarme para seguir la voluntad de Dios en mi vida. Ella era muy controladora y con frecuencia tenía reglas que no tenían ningún sentido. Reglas tales como que no podías vestir pantalones vaqueros o comer ciertas comidas. Sus muchos matrimonios me hicieron sentir excluida y sin amor. Sus reglas ridículamente estrictas eventualmente me impulsaron a buscar una libertad fuera de su control a una edad temprana, cuando aún no estaba preparada.
Viví una vida de pecado buscando ser amada y aceptada, anhelando tener mi propia familia. En muchas formas yo era ignorante. Mi conocimiento acerca de la religión no era la excepción. Estaba asistiendo a la escuela de belleza a la edad de 19, buscando mejorar mi vida, cuando oí por primera vez de los mormones. Algunas de las muchachas estaban hablando de los mormones y yo pregunté qué era eso. ¿Era algún extraterrestre? Ni siquiera sabía que era una religión. Una de las chicas dijo que enviaría misioneros a mi casa.
Comencé a llevar las charlas de los misioneros. Lo que me enseñaron entonces, no es lo que ahora sé. Me enseñaron de Jesús y me dijeron que Él me amaba. Eso era suficiente para una chica pecadora que necesitaba amor y aceptación. Rápidamente fui bautizada en la fe mormona. Lo que comenzó como mi amor por Jesús, y lo que yo creía era Su amor por mí, se convirtió en una lucha continua para tratar de ser lo suficientemente buena a través de una serie de reglas para merecer el amor y la aceptación que experimenté al principio. Ya no era libre. Yo no lo sabía, pero cada vez me estaba enredando más en la esclavitud del mormonismo.
Cuando tenía 22 años de edad me casé con mi esposo que también era mormón. No éramos “suficientemente buenos” para casarnos en el templo, así que nos casamos en la Capilla Mormona, algo que no estaba bien visto y que casi no sucedía porque los mormones prefieren casarse directamente en el templo.
Estuve luchando por otros 12 años para lograr que mi esposo ingresara al templo. Ni él ni yo deseábamos vestir la ropa interior mormona, pero la culpa me invadía y me impulsó a ir al templo sin él. Esto fue muy perjudicial para nuestro matrimonio, ya que vestía la muy fea ropa interior mormona las 24 horas del día tal como había sido instruida. Pueden leer más acerca de esto en mi libro, en el capítulo titulado “¿Qué sucedió con mi atractiva esposa?”
Los frutos de abrazar otro evangelio que el que Jesús deseaba, estaban comenzando a manifestarse en mi vida. Mi familia se estaba desmoronando y yo no sabía qué hacer. Nuestra hija intentó suicidarse, mi esposo estaba mal emocionalmente y nuestros dos hijos odiaban la iglesia. Desgraciadamente continuaríamos así por unos años más, sin saber que había un camino mejor y que Dios, realmente, deseaba liberarnos.
Un día, mi hija llegó a casa de su práctica de polo acuático con una herida en el brazo. Le pregunté acerca de esto y ella me dijo que se había caído. Lo dejé pasar, sin entender la seriedad del asunto. Finalmente un día, estaba en la Iglesia mormona con mi familia y noté otra herida que cruzaba la anterior. La llamé afuera de la iglesia y le dije que sabía que se estaba cortando a sí misma y que quería saber qué era lo que estaba mal. Ella tenía temor de decírmelo y me hizo esperar otro día más. Ella necesitó ganar coraje y apoyo por parte de sus amigos cristianos para decirme que ya no podía seguir siendo mormona. Me dijo que no creía en el mormonismo y que el estrés la estaba matando. Gracias a Dios, tuve el suficiente sentido común como para abrazarla y decirle que saldríamos adelante en esto.
Más adelante, necesitando saber lo que Dios deseaba para mí, salí caminando por un sendero apartado y caí de rodillas llorando, preguntándole a Dios qué era lo que Él quería que hiciera. Mi familia se estaba desmoronando y sin embargo, yo no quería traicionarle. Los mormones me habían enseñado que yo pertenecía a la “iglesia verdadera” y que si la abandonaba, estaría pecando en contra de Dios.
Yo estaba atemorizada, pero Dios es sumamente fiel. Sentí un manto de paz que me envolvió y me sentí inspirada para llevar a mi familia a la Iglesia Comunidad Cristiana de la localidad. El tiempo de Dios era perfecto y todo lo que comencé a aprender en la fe cristiana comenzó a traer claridad y sanidad a mi familia y a mí. Cada lección comenzó a aclarar toda la niebla y confusión que me había sido enseñada por los mormones.
Tenemos una lección con Abraham de cómo cuando él buscó hacer las cosas a su manera y no a la de Dios, esto trajo problemas para él, para Sara y para Agar. Se me hizo muy claro que la poligamia no era la voluntad de Dios sino de los hombres. Comencé a investigarlo todo. Me sumergí en muchos estudios acerca de teología cristiana y otras religiones. También desarrollé la valentía suficiente para investigar la historia de los mormones. Con la disponibilidad actual del internet ya no es tan fácil para la iglesia mormona el poder esconder sus horribles inicios e historia.
Me sentí extremadamente traicionada y burlada por creer tal mentira. Tuve que recorrer el viaje de perdonar a la iglesia mormona, lo cual ya he hecho. Muchos miembros en la iglesia realmente no conocen su historia ni todo lo que la iglesia cree así como yo tampoco lo sabía. Siento una gran compasión por ellos. Oro por ellos y tengo un gran deseo de verles liberados en Cristo así como yo he sido liberada en Cristo.
¡Mi familia ha sido restaurada por completo y ahora estamos mejor que nunca! ¡Alabado sea Dios! ¡Nuestra hija se casó con un hombre muy piadoso y ya están esperando a su primer bebé para mayo del 2013! Ambos están sirviendo al Señor en el ministerio.
Nuestros hijos caminan en la libertad del amor de Dios y el menor de ellos sirve en la iglesia Saddleback. Mi esposo y yo estamos más fortalecidos y más enamorados mientras caminamos en la verdad y gracia de Dios. Dios es el tercer cordón de nuestro matrimonio, no la iglesia mormona ni sus reglas. Confiamos en Dios y le permitimos que obre en nuestras relaciones, sabiendo que Él obra todas las cosas para el bien de aquellos que le aman. No existe ningún ritual que uno pueda realizar para asegurar un matrimonio y “hacer” que dure por la eternidad. Dios dijo que el amor es el vínculo perfecto, Colosenses 3:14. Amamos a Dios le buscamos en todo lo que hacemos y amamos a los demás.
Que Dios traiga Su verdad y sanidad a toda área de sus vidas mientras le buscan a Él y Su voluntad para ustedes. ¡Conocerás la verdad y la verdad te hará libre! Juan 8:32
He escrito un libro acerca de la importancia de pastorear a la iglesia de Dios de tal modo en que la gente no sea engañada como lo fui yo en el mormonismo. Mi libro se llama, Loved into the Light–Shining God’s Light on Mormonism (Amada en la Luz–Haciendo Brillar la Luz de Dios sobre el Mormonismo), y apunta a seguir la verdad de la Palabra de Dios según la encontramos en la Biblia. Cada capítulo tiene independencia y traerá, para el lector, claridad frente a toda la confusión, y, como resultado, paz inundará sus vidas mientras son guiados a una relación con Jesús. Pueden saber más de mi libro y de cómo obtenerlo visitando mi sitio Web en el siguiente enlace (en inglés): http://lovedintothelight.com/
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